Capítulo 09: El Pasillo Lluvioso de Verano – Parte 2


Una misteriosa lluvia se convirtió repentinamente en una fiera tormenta. Marisa, que apareció de visita, ahora es un ratoncito mojado. Y balbucea un comentario diciendo que el culpable del incidente es el mismo Rinnosuke. Pero eso solo puede significar una cosa... ¡La segunda parte del capítulo El Pasillo Lluvioso de Verano!

El Pasillo Lluvioso de Verano – Parte 2

¡Bam! ¡Crack, crack...! ¡Bang!

—¡¿Oye, qué pasó?! ¡Esta sí que es una tormenta extraña!

Lo que no era extraño era Marisa apareciendo de la nada. Y el hecho de que estuviera toda empapada tampoco.

—¿Por qué preguntas qué pasó y dices que estos chaparrones comunes de verano son extraños?

—Deja de bromear. La lluvia solo cae alrededor de la tienda. ¡Además nuca vi un chaparrón como este!

Y así intercambiamos nuestros saludos habituales. No había caso en mentirle a Marisa, así que le dije lo que sucedió hasta ese momento.

—Está bien. Yo podría detener esta llovizna en un instante, pero seguro que Reimu se enojará si me cruzo en su camino, así que se lo dejaré a ella.

—Por ahora, ¿por qué mejor no te secas? Quiero decir...

—“Sería un problema si te sientas en la mercadería con la ropa mojada”, ¿no? Ya sé, ya sé. Pero como vine volando no me mojé tanto realmente.

—Además solo está lloviendo alrededor de tu tienda. —Luego de decir eso, Marisa tomó la toalla y empezó a secarse.

Para mí, ella estaba considerablemente mojada. ¿Será que la lluvia se extendió a un área mayor de la que pensaba o Marisa se quedó esperando afuera de la tienda antes de entrar...? No podía creer que se estuviera comportando tan dócilmente dado el incidente que tenía ante sus ojos.

Cuando Marisa decidió que ya se había secado lo suficiente, se plantó en una maceta que estaba a la venta.

—Sí, tú debes ser la causa de que todo esto esté pasando cerca de la tienda.

—Realmente no tengo ni idea de lo que está pasando.

Tenía una idea, pero no podía decírselo a Marisa.


La lluvia caía alrededor de la tienda en ese momento. En japonés, “lluvia” se pronuncia igual que “cielo”. Ya que la lluvia está cayendo solo en la tienda, todo está bajo el cielo12. En otras palabras, esto significa que hay un poder rector presente. Hace un tiempo engañé... bueno, negocié una espada con Marisa. No era una espada común y corriente. Era la “Espada de Kusanagi13”, también llamada Ame no Murakumo no Tsurugi (la espada celestial invocadora de nubes). Tiene el poder de unificar tierras... No, incluso cosas más grandes.

En cuanto a la lluvia, creía fervientemente que era un presagio de que los cielos me habían aprobado. Supongo que manipular el clima es algo que un youkai normal no podría hacer.

—¿Por qué estás sonriendo? Estuve pensando en la lluvia, tal vez es el trabajo de las hadas traviesas de por aquí.

—¿Eh? ¿T-Tú crees? ¿Pueden hacer que la lluvia caiga tan fácilmente?

—Seguro que no es difícil. Siempre hay algún youkai que puede manipular las estaciones, y su poder también tiene un rango de efecto pequeño. Tal vez alguien rezó por la lluvia.

—¿Y entonces la lluvia solo está cayendo aquí?... Mmmh...

—¿Eh? No me ignores.

Sentía como si ya hubiera unificado todo bajo los cielos. Pero tenía que asegurarme de que Marisa no sospechara nada de mí. Hubiera sido una mala idea contarle el secreto de la espada que recibí de ella.

Marisa seguía inquieta mirando por la ventana. Parecía que algo sobre la tormenta la preocupaba.

—Tal vez Reimu falle, se rinda y vuelva aquí.

—Vaya, no es propicio de ti desear que otros fallen.

—¿De qué estás hablando? Vine aquí solo porque estaba aburrida. ¿Y ahora que encontré algo para matar el tiempo, quieres que solo me quede esperando?

—En ese caso, ¿debería pedirte que tú también investigues esto? No me molesta que ambas lo hagan.

—No quiero empaparme de nuevo.

—Sí que eres egoísta, Marisa.

Era yo el que estaba en un aprieto, así que hubiera agradecido que alguien me hubiera ayudado a investigar, pero no podía pedírselo así. Al parecer, Marisa y Reimu solo querían pasar el rato.

¡Flash! Craaaack...

—¡Wow! ¡¿Qué pasa con estos truenos?! Eso se escuchó demasiado cerca.

Ya que solo estaba lloviendo alrededor de la tienda, era obvio que los truenos también caerían cerca. Sin embargo, luego de ese estruendoso trueno, la tormenta repentinamente cesó.

El sonido parecido a una cascada que hacía la tormenta se desvaneció y todo quedó en silencio en un instante. Primero pensé que el sonido del trueno había dañado mis oídos, pero gracias al constante divague de Marisa, la tienda volvió a ser ruidosa inmediatamente.

—Oh, dejó de llover. Parece que lo logró, ¿eh?

—Por supuesto. Me preguntaba qué le podría haber pasado a Reimu desde que la vorágine comenzó.

—Si hubiera sido yo, lo habría resuelto de forma más inteligente.

Marisa se volvió a calmar. Afuera, el verano había regresado con su intensa luz, y el interior de la tienda había vuelto a su oscuridad estacional. No se veía ni una nube desde la ventana. A simple vista nadie se hubiera imaginado que estaba lloviendo hasta hacía un minuto. Yo tampoco lo podía creer.

Toc toc.

—Bueno, ya está. Ya que me hiciste hacer este trabajo, espero que al menos tengas algo de té listo. Oh, y también está Marisa.

Comencé a preparar el té a las apuradas y Marisa dijo:

—Ya casi es hora, vamos a almorzar.

—¿Qué? ¿Estás diciendo que me tardé mucho? Bueno, no me molesta si estás ofreciéndote a cocinar.

—Ciertamente, te tardaste demasiado. Pero, como sea, yo me ocuparé. ¿Qué ingredientes vamos a usar?

“Esta es mi casa, saben. Oh, bueno, supongo que esta vez lo dejaré pasar” pensé.

Marisa se ofreció voluntariamente, pero en serio, ¿qué ingredientes teníamos? Por culpa de la lluvia estuve recluido por un tiempo, así que no creía tener algo fresco. Bueno, supuse que Marisa se las arreglaría para hacer algo. Siempre trae ingredientes aquí, así que no guardo mucho... Allí le di las gracias a Reimu y una nueva toalla. Inmediatamente comenzó a secarse el cabello, apurán-dome con un:

—¿Y el té?

—Bueno, bueno, sé paciente, ya lo estoy haciendo. Por cierto, ¿cuál era la causa de nuestra extraña boda de zorros?

—¿Hmm? Ah, sí, solo era un hada de estación lluviosa que se había instalado a vivir en tu ático. La amenacé un poquito y huyó. Aunque no sé por qué la lluvia se hizo más fuerte a la mitad. Tal vez alguien interfirió.

—¿Un hada de estación lluviosa?

—Una de esas hadas que inocentemente alarga la temporada de lluvias. Igual que tú.

—¿De qué estás hablando? Yo no puedo hacer eso.

—Me refiero a tu nombre, Larga Lluvia14, ¿eh?

—No me dieron ese nombre por ese significado en particular. ¿Y entonces? ¿Por qué lo de esa hada?

—Ya que tu casa está cubierta de moho, se sintió cómoda y se asentó. ¡Le gusta el moho! Ayudaría que limpiaras la tienda de vez en cuando. Nunca sabes cuándo algo como eso vuelva a invadirte. Ah, gracias por el té. Mmmh, fresco té verde.


El exterior rebosaba de la brillante vegetación y encandiladora luz, para nada sutil. La lluvia ahora estaba sutilmente esparcida, y traía consigo una agradable brisa al interior.

Desde el fondo de la tienda podía oír la voz de Marisa. Al parecer había logrado preparar algo.

—No hay caso, Kourin. Muchos de tus ingredientes tienen moho. Debes tener cuidado cuando llueve por tanto tiempo. No tuve muchas opciones, así que hoy comeremos sopa de miso con vegetales al escabeche como plato principal. Y no quiero quejas, ¿sí?

Así que solo eran hongos y moho... “Supongo que mi soberanía aún es un sueño distante”, pensaba mientras contemplaba la espada que decoraba el interior de mi tienda.



12. Tianxia (del chino, 天下, literalmente “bajo el cielo”) es un concepto cultural que representa el mundo geográfico en su totalidad o el reino metafísico de los mortales.
13. Es la espada que consiguió de Marisa en el capítulo 7.
14. Se usa el kanji de larga lluvia (霖), otra forma de expresarlo es con los kanis 霖雨, cuyo segundo carácter forma parte del apellido de Marisa (霧雨).

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