Capítulo 07: Horno de Lluvia – Parte 2


La condición de Rinnosuke a cambio de la reparación del Mini-Hakkero de Marisa fue que le dé sus desechos de metal casi inútiles. Él ya les había echado un ojo hace bastante tiempo...

¡La conclusión del capítulo 6, “Horno de Lluvia”!

Horno de Lluvia – Parte 2

—Si mal no recuerdo, estuviste recolectando algunos desechos de metal hace un tiempo. Aunque no tengo idea de por qué”.

—Es mi tesoro de desechos de hierro.

—Librarse de las cosas fastidiosas como pago es realmente bueno, ¿no crees?

—¿No te dije que era un tesoro? Aunque creo que el hihiirokane es bastante valioso...

—Bueno, para empezar, esos desechos de hierro no son muy valiosos realmente, así que este trabajo es casi una bonificación gratuita. Como sabes, este Mini-Hakkero...

—Bueno, bueno, no necesito una explicación con lujo de detalle.

Sé todo sobre el comportamiento de Marisa. Eso es porque la conozco desde que era pequeña. Ella es de las que no pueden deshacerse de nada. Todo lo que junta termina apilándose de forma desordenada... Eso lo único que hace es reducir su valor. Aunque parecía terriblemente indecisa con mis condiciones, en su interior debía querer tomar una decisión rápidamente. Le daría una oportunidad de organizar sus cosas un poco. Además, parece que no puede vivir sin su Mini-Hakkero.

—¿Tienes alguna idea de lo difícil que me fue recolectar todos esos desechos de hierro?

—Si te vas a quedar con ellos, entonces todos estos problemas fueron para nada.

—Mi meta solo era recolectar cosas. Nunca pensé en usarlas.

—Entonces ¿aún no has alcanzado tu meta? Ya deja que estos desechos de hierro descansen en paz conmigo.

—Algo huele mal aquí. ¿No es que el hihiirokane era un metal muy raro?

—También hay una buena razón para que aceptes. Si dejas que esta oportunidad pase, ¿no te preocupa saber qué sucederá después?

—Sabes... no tienes que contenerte.

Cuando le dije que la reparación tomaría cuatro días, Marisa respondió con:

—Estaré leyendo este libro hasta entonces. —Y tomó uno de mis libros a la venta mientras se iba.

—Esto no es una librería, sabes...

Entonces bien, este es el primer gran trabajo que tengo en un largo tiempo. Últimamente no he tenido casi ningún trabajo o cliente. Si esto sigue así, mi “habilidad” terminará gastándose. Sí, mi “habilidad de saber el nombre y el propósito de cualquier artículo desconocido”. Ya que pensé que no podría sacarle el jugo a esta habilidad en una tienda normal, abrí una tienda de curiosidades y artículos extraños pero... las curiosidades solo atraen excéntricos. Y esta habilidad también tiene un pequeño problema... La verdad es que, aunque pueda saber el nombre y el propósito de algo, no puedo saber exactamente cómo utilizarlo. Bueno, si al menos sé la utilidad del artículo, puedo encontrar alguna manera de hacerlo.

La sopa de hongos olía sospechosamente bien, inundando la habitación con su aroma. Mientras preparaba la cena, pensé en el Mini-Hakkero. Este Mini-Hakkero no era solo un calentador normal, fue hecho con muchas mejoras y cualidades especiales. El viento sopla de una de las esquinas del reactor, así que también puedes utilizarlo para refrescarte durante el verano. Y de solo tenerlo, funciona como un amuleto de protección y buena fortuna (creo). De todas formas, combina muchas de las “utilidades” de artículos del Mundo Exterior. Todo esto es parte del servicio que le doy a mis clientes (un pasatiempo). Comencé tan pronto acabé la cena.

Pasaron tres días. Era un día soleado. El tipo de día para leer un libro con las luces apagadas.

Toc toc.

—¿Ya está, Kourin?

—¿Marisa? Sí, ya terminé.

Marisa traía los desechos de metal en sus brazos. Y aunque dije que tardaría cuatro días, vino otra vez en tres. Bueno, siempre es así. Por eso siempre le digo que voy a tardar un día más.

—Genial, gracias. Te dejaré esto aquí. Si no hubieras terminado, tendría que haberme llevado todo esto de regreso.

—No deberías quejarte sin razón cuando vienes un día antes. Además, no veo por qué tendrías que retirarlas.

—Porque la condición era dártelos por el producto terminado.

—Bueno, qué más da. Este es el Mini-Hakkero de hihiirokane. Probablemente el único en el mundo.

Marisa se emocionó demasiado y estaba tan “Así que esto es hihiirokane, ¿eh?”. Estaba tan complacida que no podía calmarse, y aunque parezca mentira, se fue rápidamente a su casa.

Varios días después, el buen humor de Marisa seguía.

—¡Me siento tan bien cuando me levanto! ¡El aire se siente genial! ―dijo felizmente.

Vaya. Si sabía que usar mi preciado hihiirokane la haría tan feliz, lo hubiera hecho sin pedir nada a cambio.


De hecho, esa vez mezclé secreta-mente la energía de un “artículo que limpia el aire”. Este misterioso hechizo tenía “menos ion” o algo así escrito en él, y no pude desentrañar su forma de uso. Al menos parecía funcionar. Sé el nombre y el propósito de cualquier artículo, puedo encargarme del resto luego de alguna forma.

—Oye, Kourin. ¿En serio está bien? Para que funcione tan bien, este metal debe ser realmente valioso...

—Sí, el hihiirokane es, de hecho, raro, pero no es tan eficiente como tú crees. El metal es algo que si solo lo apilas sin usarlo para hacer una herramienta, no es nada más que un montón de basura. Eso es algo que pareces no entender.

—Pero mi meta es solo recolectar cosas. Si puedo usarlas o no, es secundario.

—Poder usarlas o no, no es lo importante, lo que importa es si piensas usarlas o no.

—Entonces, ¿vas a utilizar los desechos de hierro que te traje? Parece que apenas los has tocado.

Tengo una razón para ser agradecido con Marisa. No es nada más que el hecho de que siempre termino obteniendo basura que ella consigue obsesivamente con “acuerdos poco ortodoxos”. De todas formas, no es como si Marisa pudiera entender cosas como las pequeñas diferencias en las propiedades de los materiales. Normalmente no valdría la pena regatear esos desechos de hierro.

Es solo que mientras Marisa se hacía más grande, temía que terminara dándose cuenta... Pero no ha cambiado ni un poco. Aún sigue coleccionando cosas. Una persona que no cambia ni un poquito es algo bastante raro de ver.

—No te quedes mirándome así. ¿Vas a utilizarlo o no?

—No estoy seguro. Tal vez los guarde como recuerdo.

—Eso no es lo que dijiste antes...

De entre los desechos saqué una espada vieja. No había manera de que Marisa pudiera saber realmente sobre el hihiirokane. Eso es porque esta espada está hecha de hihiirokane. Siempre tuvo desde hace mucho tiempo una espada hecha del mismísimo material que buscaba.

Era “La Espada de Kusanagi9”, un artículo terriblemente precioso. Uno que, por lo menos, podría cambiar el Mundo Exterior. Siendo inconsciente de ella, Marisa tenía algo muy valioso en sus manos. Puesto que no tengo ninguna idea de qué podría suceder si dejo que Marisa siga aferrada a ella, quise mantenerla bajo mi custodia. Por más que lo esté diciendo yo mismo, creo que esa fue la decisión correcta.

—¿Cuál es el problema? Solo te quedas ahí sosteniendo esa espada sucia con una sonrisita rara. Es un poco escalofriante.


—Ah... eh. Solo creo que es una buena espada.

—¿Una chatarra de espada como esa? Apuesto a que no puede cortar nada.

—No podemos dejar esta espada sin nombre, ¿no crees? Era uno de tus tesoros de la basura, ¿qué te parece si le pongo “La Espada de Kirisame”?

—¿Qué? ¿Estás siendo sarcástico?

—Te estoy diciendo que es una buena espada.

—Creo que tu habilidad de saber nombres se está desgastando, Kourin. Oh bueno, qué más da. Pero no tienes que ser tan reservado conmigo. ¿No puedes solo llamarla “La Espada de Kourin” o algo? No voy a regresar a vivir con mis padres, sabes.

—No estoy... siendo reservado.

Es que como acababa de engañar a Marisa y estaba preocupado de lo que pueda suceder más adelante, solo estaba poniendo mi guardia en alto. Así, si descubre que fue engañada cuando crezca, no vendría pidiéndola de vuelta. Además, no tiene sentido si no le pongo un nombre de corta duración.

Y así, la colección de artículos de Kourindou que no están a la venta acababa de aumentar en uno. Si la tienda termina llenándose de esos, no seré capaz de hablar de la obsesión de Marisa por coleccionar cosas. Parece que la colección por pasatiempo también se está convirtiendo en mi objetivo... Eso me preocupa.



9. Kusanagi-no-Tsurugi (草薙の剣) es una espada legendaria japonesa. Más información aquí

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