Capítulo 03: Ave Fantástica


Marisa vino a Kourindou y trajo algo con ella. Era uno de esos bellos ibis crestados que han estado apareciendo en cantidad en Gensokyo últimamente. Luego de haberlo atrapado cerca del templo Hakurei, Marisa estaba planeando cocinarlo y comerlo junto a Reimu. En el ahora animado Kourindou, su dueño, Rinnosuke, estaba inmerso en sus pensamientos reflexionando acerca de la razón del aumento de los ibis...

¡Capítulo 3 de una historia original basada en la serie Touhou!

Ave Fantástica

—¡Oye Kourin! ¿Qué hay? ¡Hoy es el día de nuestro estofado tradicional!

Gritando eso, abrió la puerta de golpe. Hasta donde sé, era el Día de la Protección de los Animales.

—Oh, ¿eres tú, Marisa? ¿Cuál es el propósito de venir aquí y decir que hoy es el “día del estofado”?

Marisa me mostró lo que tenía en su mano derecha, y allí estaba, un bulto rojo y blanco que se veía agotado...

Cerca de la Aldea de los Humanos en Gensokyo se encuentra el Bosque Mágico, y cerca de este bosque está mi tienda, Kourindou. En otras palabras, está a la mitad del camino entre donde viven los humanos y donde se encuentran los youkais. Yo pensaba que en este lugar podría hacer negocios tanto con humanos como con youkais, pero la verdad es que nunca tengo clientes de ninguno de los dos lados. Bueno, a veces se anima un poco, pero...

—¿Eso no es un ibis crestado? ¿Cómo pasó?”

—Ah, lo atrapé cerca del templo. Reimu está haciendo las preparaciones para el estofado, así que llegará más tarde.


—¿Y por qué decidiste venir acá por tu cuenta? Nunca me consultaron.

—¿Qué dices? ¡Este chico es delicioso! Aunque por su apariencia no lo parezca...

El ibis crestado. Más y más de estas aves han estado apareciendo en Gensokyo cada año. Y de donde sea que vengan, de vez en cuando el cielo se tiñe de sus colores. Aun así... su carne es deliciosa, aunque su apariencia no es muy agradable. El estofado terminaría también teñido con los colores del ibis, que es casi como un rojo escarlata. No es una forma elegante de decirlo, pero parecería un estofado de humano hecho para un vampiro.

—Bueno, creo que está bien, pero ¿por qué de repente saliste con eso del estofado...?

—¿Acaso no es obvio? Los días fríos están hechos para los estofados.

Marisa continuaba hablando mientras se dirigía a la cocina.

—Bueno, conseguí este ibis de casualidad, aunque estaba muy activo hasta hace un momento.

Gensokyo es, literalmente, un lugar donde viven criaturas fantásticas. Al mismo tiempo, la gente del Mundo Exterior rechaza a las “criaturas fantásticas” y las consideran solo como “criaturas imaginarias”. Pero, por supuesto, las criaturas fantásticas y las criaturas imaginarias son muy diferentes. Una criatura imaginaria es solo otro nombre para una interpretación errónea, una idea delirante o un malentendido. Por el otro, una criatura fantástica es aquella que solo se puede encontrar en Gensokyo. No hace falta decir entonces que tanto yo como Marisa somos también criaturas fantásticas.

Como sea, la razón de la repentina proliferación de los ibis crestados era algo que desconocía. ¿Podría ser que se habían convertido en “aves fantásticas”? Eso sería impensable en el Mundo Exterior, eso lo sé; pero ha pasado mucho tiempo desde entonces. Por más que trate de imaginar el Mundo Exterior a partir de literatura limitada, y escritos antiguos, eso significaría que es solo imaginación. Una conjetura llena de imaginación no es nada más que imaginación. A las conjeturas las clasifico como ilusión, delirio, predicción, suposición y finalmente fantasía.

—¡Perdón por la tardanza! Marisa también está aquí, ¿cierto?

—No las estaba esperando. ¿Cómo podría si ustedes, chicas, aparecen tan repentinamente?

—Bueno, por supuesto que vinimos repentinamente. Pero tú tendrías que estar esperando todo el tiempo. ¿Esto no es una tienda después de todo?

Reimu había llegado tal como lo dijo Marisa. Traía varias bolsas con ella. Con ingredientes para el estofado, supongo.

—¡Ah, Reimu! ¡Te tardaste demasiado! Comencemos con el estofado.

Marisa estaba estirando su brazo, con una expresión de “¡Vamos, dámelo!”.

—Sí, compré todo.

—¿Eh? Esto es miso rojo. ¿Quién te dijo que trajeras miso rojo?

—No hace falta que me lo digan, el miso rojo es la elección obvia para el caldo de ibis.

—¡Oye, oye! El estofado ya es lo suficientemente rojo, por eso deberíamos hacerlo con miso blanco. ¿Poner miso rojo en un caldo rojo? ¿Qué eres, alguna clase de comunista?

—Ni que lo fueras a comer solo por el color. Además, si la carne de ibis es roja, esto no tendría que molestarte, ¿cierto? ¿Y miso blanco?... Estas no son las Guerras Genpei2.

Las dos seguían discutiendo sobre los colores de la comida, pero yo ya no estaba escuchando. Marisa sostenía al ibis y cada vez que lo sacudía, el animal emitía un graznido. Era algo raro, como si el ibis le siguiera la corriente. Estoy seguro de que Marisa hacía eso a propósito.

—¿Tú no pones beni shōga encima del tonkatsu? ¿Y qué hay del ramen con miso?

—¿Y no le pones fukujinzuke al curry? Pero conociéndote, seguro que se lo pones a la crema del guiso, Marisa.


—¡Poner algo rojo en medio de algo blanco es el signo del alma japonesa!

—Si es por cosas rojas y blancas, conmigo es suficiente. ¿Y qué parte de ti tiene alma japonesa, Marisa? ¿Sabes al menos lo que es “wabi-sabi”?

—Eso es algo que probablemente tú tampoco sepas, Reimu.

—Por supuesto que no.

—De todos modos no vamos a hacer el estofado de esa manera.

—¿No fuiste tú la que salió con la idea del estofado? No podemos comer este ibis crudo.

—¿Ese es el problema? Bueno, si solo es eso, dividámoslo.

—¿Decidirlo3?

—Ah, eso también funcionará. ¿Te animas?

Al final, parece que decidieron arreglar este asunto con un duelo danmaku sin preguntarme por mi opinión (aun cuando vinieron a mi tienda sin ser invitadas). Las reglas fueron: Uno contra uno, con las reglas de Spell Cards. Si Reimu ganaba, el estofado se hacía a su manera; si ganaba Marisa, parece que la haría ir a comprar miso blanco. Se olvidaban de que yo tenía miso blanco en mi tienda, parecía que lo estaban disfrutando, así que las dejé. De hecho conozco la forma más sabrosa de cocinar un ibis crestado...

—Marisa, ¿qué es lo que siempre te digo?

—Si vas a pelear, entonces ve afuera, ¿cierto?

—Y más importante, ¿podrías cortar el ave para Marisa, Rinnosuke-san?

Sus objetivos parecían haber cambiado. Independientemente del resultado, creo que hubieran comido felizmente sin importar la forma en que se cocinara. Me arriesgaría a pensar que prepararon este escenario desde el principio, ya que siempre siguen el mismo patrón. Estas dos están frecuentemente enfrentándose para decidir las cosas más insignificantes. Y además, últimamente están peleando mucho con ataques voladores. Son muy brillantes, y no es bueno para los ojos.

Sus duelos son siempre un estudio de contrastes. Contra la impulsiva Marisa, Reimu (a propósito o por naturaleza) tiene un estilo de pelea tranquilo. La mayoría de los duelos terminan para Reimu, pero Marisa no siempre pierde, es solo que ataca con todas sus fuerzas y técnicas contra Reimu, que parece que estuviera hecha de aire, es como intentar clavar un clavo en avena. De cualquier manera, cuando miro a Reimu, da la sensación de que no fuera de este mundo. Es algo que no se puede comprender.

—¡Oye, eso es peligroso! ¡¿Qué pasa si me daba, Marisa?! Dios...

—¡Ahh, maldición! ¿Por qué no dio en el blanco?

—¡Tus disparos me evitan por su cuenta! ¡Qué amables de su parte!

—Están yendo derecho.

Como todavía podía oír sus voces, fui a ver cómo iba todo. A veces, Reimu parecía estar teletransportándose. Sus disparos volaban en direcciones imposibles. Era un poco injusto.

—Muy bien, esto parece bueno, la carne de ibis se ve deliciosa; nunca vi una parecida”. Y mientras pensaba esto, Marisa dijo algo que me molestó...

—Disculpa la demora, ya llegamos a una decisión.

—Ah, tú siempre me haces esperar de esta manera. Ya hice el estofado con miso rojo, como se había dicho.

—Urgh... ¿Ya preparaste el estofado? ¿Y si yo ganaba, Kourin?

—Te habría hecho comer un ibis cocinado de la manera más deliciosa. El templo Hakurei está localizado en el límite de Gensokyo. Y por límite no quiere decir en el sentido físico. Hay una frontera entre el Mundo Exterior y Gensokyo. Debido a eso, el templo Hakurei no es completamente un “lugar fantástico”. Y Marisa dijo que había capturado el ibis en el templo. Podría ser que este ibis en realidad haya sido del Mundo exterior. Así que al parecer los ibis crestados no son todavía aves fantásticas. De alguna manera me siento aliviado.



2. La Guerra Ganpei (源平合戦) fue una guerra del siglo VII entre dos de los clanes samuráis más prominentes de la época: el clan Genji y Heishi. Los colores que los representaban, blanco y rojo respectivamente, ocupaban una parte importante de los diseños de sus banderas.

3. Es un juego de palabras entre 捌く (“sabaku”, lit. “cortar carne”) y 裁く (“sabaku”, lit. “juzgar en una corte”) que se pronuncian igual.

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